jueves, 5 de enero de 2012

2006 - Zimbabwe

Entre las profundidades de mi computadora, encontré el cuento nunca antes terminado de Zimbabwe. Ese que se supone que debía de tener 1 o 2 páginas pero finalmente terminó con más de 5 a causa de la imaginación y el permiso de Jose Agustín:
Acá va, compañeros.



Un día en clase de CI, todos estábamos muy aburridos. De pronto entró Bruna y nos dijo:” Chicos, ya es hora, ¡Nos vamos a Zimbabwe!”. Todos estábamos muy emocionados porque iba a ser nuestro primer viaje a otro país. Salimos de clase y vimos las maletas listas. Era extraño, nadie recordaba haber hecho su maleta, pues nadie sabía que iríamos a Zimbabwe hoy. Tomamos las maletas con nuestros nombres y nos fuimos. Piero se atracó en la escalera y no pudo ir. Abrimos la maleta de Piero y nos robamos sus chucherías. Nos subimos al bus. El chofer intentó arrancar, pero no se pudo. José Agustín quiso ayudar revisando la llanta. Cuando se arregló el problema, el chofer pendió el motor. A José Agustín se le quedó su casaca al lado de la llanta. Fue a recogerla, pero el bus lo atropelló. Pasamos la calle “F” y el chofer renunció porque Jesús le robó su video porno. Tuvimos que llamar al amigo de Diego. El chofer nuevo manejaba muy rápido porque era un narcotraficante y supo evitar a la policía un par de veces. Llegamos todos al aeropuerto menos Daniela V., porque ella se quedó hablando con el narcotraficante. Llegamos y dentro de unos minutos ya estábamos muy cerca de entrar al avión. No dijeron q ya no habían mas aviones, entonces viajaríamos en helicóptero. Todos entramos, menos bernardo, porque el quiso subir al helicóptero para gritar:¡Soy sensual!, Pero no pudo, porque el chofer despegó antes y le cortó la cabeza. En la mitad del camino, rodrigo quiso abrir la ventana y se le cayo su casaca. Rodrigo asomo la cabeza por la ventana, y un águila lo jaló y él se cayo al mar. Seguimos volando… con algunos amigos menos, pero no importaba. Nos sirvieron el almuerzo. Tacu tacu y pudín de postre. Estaba rico, pero muchos fueron al baño. Daniela estaba comiendo el pudín y se atoró. Nadie le ayudó por que como ya estábamos llegando, todos estaban viendo el paisaje. Daniela murió y la dejaron ahí… todos pensaban q taba dormida. Bajamos del helicóptero y vimos una jirafas muy bonitas. Juan Diego se identificó con ellas, porque los 2 tenían pequitas de diferentes formas. Fue hacia ellas y se quedo a vivir con ellas, en la selva y aprendió a hablar su idioma. Jenny también se fue con el para sacar el área y el perímetro de las manchas de las jirafas (incluyendo a Juan Diego). Los dos se perdieron en la selva. Cathy dijo que fuéramos al lago para bañarnos y nosotros fuimos muy contentos. Mientras caminábamos una planta carnívora se comió a Alejandra M. y nunca mas la volvimos a ver. Nos llevamos la planta, porsiacaso queríamos sacrificar a alguien mas en el camino. En el lago, todos nos divertíamos viendo cómo los tiburones y pirañas disfrutaban desamando a Ivanna. La monga se reía hasta que un tiburón se llevó su cabeza y la pobre no pudo reír más.


Sebastián estaba aburrido y quiso jugar sus cartas Yu Gi Oh. Como Piero no había podido venir a Zimbabwe porque quedó atascado en la escalera del colegio, tuvo que jugar consigo mismo. Al sacar su carta de la mochila, sintió una punzada de dolor en el dedo chiquito. Miro su mano y se dio cuenta de que estaba llena de sangre. Gritó y gritó mientras se desangraba minuto a minuto. Ahora sólo le quedaban 10 ml de sangre y se dio cuenta de que iba a morir. Sacó su calculadora y sacó el promedio de cuánta sangre le quedaría en 3 segundos más. En su último minuto de vida se comió sus cartas para que ningún aborigen o astrolopitecus (investigado por Ulla) se los llevara. Finalmente murió y en su tumba creció una yuca que Sandra investigó.

Cathy dijo que teníamos que ir a hacer sandboard. Todos fuimos incluyendo ella y Fernando Valiente. La montaña era muy alta. Era como el volcán Trubit Trubestra. Estábamos subiendo, y Cathy le sugirió a Fernando, subir a la cima para bajar más rápido. Como Cathy estaba muy cansada, Fernando le preguntó si quería ir cargada en su espalda. Como él era muy “atlético” subió corriendo a la cima, pero como Cathy había comido tacu tacu y tenía un yunque en su mochila, Fernando sintió que se caía. Se tambaleó y Cathy gritó: “Oh my God!”. Fernando se resbaló con una piedra y los dos cayeron de la montaña. Rodaron y se hicieron una bola. Cayeron llenos de piedras a un lago en donde un cocodrilo los estaba esperando. El cocodrilo se los tragó de un bocado y nunca los volvimos a ver. Ya éramos muchos menos, pero la cosa era que nos estábamos divirtiendo.
Haciendo sandboard, Andrea Vega se rompió la cabeza contra algo duro. Lo sacó de la tierra y pude ver que era un talismán raro. No pude ver más porque quise hacer un rato de sandboard. Cuando subí la montaña de nuevo, no vi a Andrea. Me contaron que el talismán le había consumido toda la tela que tenía, es decir ¡La ropa! Como estaba igual que la trajeron al mundo se cubrió con algas del lago Titihuampa. Las algas tenían unos puntos negros grandes. Después de un tiempo nos dimos cuenta de que eran sanguijuelas. Vimos como chupaban la sangre de Andrea, pero como el talismán era extraño, también le había dado el poder de no poder desangrarse. Tanto la chuparon que salió deshidratada y de 2 cm de alto. Como era tan chiquita ahora, decidimos que sería la mascota del grupo. Estaba muy deshidratada y parecía una pasita. Como ella caminaba muy lento, decidimos darle un medio de transporte. Le conseguimos una mosca y le pusimos rienda para que la monte.
Ulla estaba investigando las montañas del sandboard. Encontró los huesos de un Australopithecus. Antes de que pudiera sacarlos de la tierra, hubo un derrumbe – avalancha y nuestra querida profesora desapareció entre los escombros de piedras, junto con los huesos del australopithecus encontrado.
Tiago estaba sentado en el pasto. Como su pantalón le quedaba grande, sintió que algo le rozaba la parte trasera. Volteó pero no vio nada. Yo le dije: “Tienes una serpiente en el poto”. Tiago se retorcía y se encogía. Logré ver el mejor espectáculo del viaje: A Tiago lo habían devorado por dentro. Yo no sabía qué hacer así que arrojé el cuerpo al mar Tupacchabili. La serpiente se escapó y nunca la volví a ver.
Bruna nos dijo que teníamos que hacer una excursión por la selva de Sacatucaca. Estábamos caminando por las palmeras y Macarena paró a comer plantas. Ella le encanta la fauna de Zimbawe. Macarena, mientras disfrutaba comiendo las plantas, su bracket se le atascó en una planta musgosa. Ella no se dio cuenta y siguió caminando. Como es muy despistada, no se dio cuenta de que estaba jalando la palmera mientras caminaba. La palmera casi no resistía más y Macarena sintió que algo la jalaba hacia atrás. Avanzó un paso más y PLAFFFF!! Salió disparada como un cohete hacia el lejano Missisipi. Me contaron unos policías que encontraron tirada su cabeza, pues su cuerpo se había desprendido en el camino. Pienso que habrá caído en la ciudad perdida del Tahuantinsuyo. La cosa es que nunca la volvimos a ver.
Estabamos pasando por una ciudad perdida que parecía la isla de Jurassick Park. Esa ciudad era muy alta. Mientras caminábamos por ahí, apareció una llamapithecus, entonces Chiara intentó correr, lo más rápido que pudo, pero como la llamapithecus corría a 100 Km. por hora, la alcanzó. Yo fui corriendo a ver qué pasaba. La llamapithecus había acorralado a Chiara. Chiara le sacó la lengua y la llamapithecus le escupió. En los ojos. ¡Ahora Chiara ya no podía ver! Entonces, la chica da un paso atrás y se cae por el precipicio. Uff, la muerte de ella sí que fue fea. Al caer por el precipicio fue atravesada por el cuerno de un rinoceronte.
Como Chiara estuvo en el taller de teatro mientras estaba viva, Armando fue a rescatarla. Él dijo: “Voy a cruzar el precipicio para después bajar y rescatarla”. Armando lanzó una cuerda que tenía en su mochila, y como él sabe pasar por la “cuerda floja”, empezó a caminar. De vez en cuando se tambaleaba un poco y parecía que se iba a caer. Justo ahí llegó Andrea Vega montada en su mosquita. Nos contó que nos estaba siguiendo, pero su mosca se había caído en una tela de araña, así que tuvo que escaparse. Andrea, montada en su mosca fue volando a ver todo lo que había pasado, pero sin sonido alguno todos vieron como Armando caía de la cuerda floja. Finalmente cayó al precipicio, por la culpa de Andrea V. y el ruido distractor que emitía su mosca.

Bruna dijo que teníamos que ir al campamento para alistarnos para dormir, pero primero visitaríamos la cueva Tinkitupinki. Fuimos todos a la cueva, pero en el camino Jimena escuchó un ruido (Jimena, no te asustes, todavía no mueres). Vimos mucho polvo y después de un rato, descubrimos que era una estampida de mamuts que venían hacia nosotros. Todos nos fuimos a proteger. Como había mucho polvo, no pude ver nada por algunos minutos. Algunos mamuts pasaron cerca de nosotros, pero ninguno aplastó a nadie. Eso creía, hasta que cuando los mamuts se fueron, vimos que habíamos perdido a nuestra amiga Andrea y a su mosca.
Después de la muerte de Andrea, fuimos a la cueva. La cueva era grande, pero había muchos murciélagos dormidos. Martina logró ver unas pinturas rupestres. Lamentablemente Ulla no las pudo ver, porque ya había muerto antes. Bruna le dijo a Martina que no se acerque, pero como Martina quería ver, no siguió la indicación de Bruna. Martina tropezó con un hueso y, por el ruido, todos los murciélagos se despertaron y la atacaron. Le quitaron los ojos (eso es lo que pude ver, pues también yo me protegía de los murciélagos hambrientos). Como Martina estaba ciega, corría buscando escapar, pero se chocaba con las paredes de la cueva. Por fin salió, pero como pensaba que los murciélagos la seguían persiguiendo, siguió corriendo. Después de chocarse con 3 árboles, un mono y un aborigen, se fue directo al volcán. Se cayó al volcán y se quemó viva. Fuimos todos a rescatarla, pero como ya estaba muy quemada, sólo recogimos el cuerpo sobrante para llevarlo al campamento.
Ya era de noche, así que fuimos todos al campamento. Ya era la hora de comer. Bruna nos dio leche con pan y camote. No comimos pudín porque era muy peligroso volver a arriesgarse. A nadie le gustó la leche porque no sabía a nada. A Bruna tampoco le gustó, por eso quiso encontrar la bacteria que convertía la leche en yogurt. Mientras Bruna caminaba con algunos de nosotros en busca del Lactobacillus, Bruna dio un grito. ¡Ella había encontrado una bacteria nueva que podía dominar el mundo! Bruna puso la bacteria en su mano, pero la bacteria era tan poderosa que automáticamente le quitó las uñas. A Bruna no le importaba estar sin uñas, sólo le importaba la bacteria. La bacteria se escapó y Bruna la persiguió. Todos fuimos a ver la persecución, pero no duró mucho, porque mientras Bruna perseguía la bacteria, se cayó a la arena movediza. Entonces nos dimos cuenta que sólo quedaban 5 profesores: Sandra, Punchi, Vanessa, Marina y Ana María. Regresamos al campamento con la mala noticia. Como no teníamos qué comer, decidimos cocinar un pollo en la parrilla portátil que trajo Andrea P. Como no teníamos carbón, usamos el cuerpo de Martina ya quemado, pues no nos quedaba otra cosa más.
En la noche, después de comer el pollo (que no estaba tan rico) todos nos fuimos a dormir. Bueno, en verdad no todos. La mayoría fuimos a la cueva en donde Martina murió. Rafael quería ir a investigar las pinturas rupestres para que el reemplazo de Ulla le pusiera buena nota. Estábamos yendo a la cueva y como él era el más emocionado, entró primero. Como Marisol tenía la linterna alumbraba lo que podía. Escuché que alguien gritaba. Con la linterna pude ver que Rafael estaba corriendo fuera de la cueva por que un oso lo estaba persiguiendo. Me di cuenta que no era oso, sino osa, porque cuando salí a ver qué pasaba, vi que la osa …¡Estaba besando a Rafael! O… se lo estaba comiendo. En fin, la osa paró un toque para respirar o no sé para qué, pero al seguir besando a Rafael ¡Lo infló! Rafael voló por los aires. Estaba altísimo en el cielo. Todos fuimos a ver cómo volaba y era súper divertido, pero la diversión no duró mucho, porque justo pasó un avión lo chancó. Vimos como caía y como ya estaba muerto, no fuimos a recogerlo.

Cuando regresamos al campamento Enrique se robó la maleta de Pasto y se llevó sus cosas. En su maleta tenía una almohada, su ropa y una aspiradora. Enrique se quiso quedar con la aspiradora. Jimena estaba pasando por ahí con su sándwich de pavo que tenía en su lonchera y se unió al grupo. Como Enrique tenía prendida la aspiradora y estaba cerca de ella, yo pude ver cómo la aspiradora aspiró la ceja de Jimena. Jimena no se dio cuenta y Enrique se moría de la risa. Cuando Jimena abrió la boca, el chico prendió la aspiradora y le aspiró la lengua a Jimena. Ésta se molestó y comenzó a perseguir a Enrique, que estaba corriendo. Yo los seguí y vi cuando Enrique aspiró a Jimena completa. Todos nos molestamos con Enrique por matar a Jimena. Marisol le quitó la aspiradora y dijo que tenía que tenía que tener más cuidado y fijarse a quién aspiraba.

Cada vez éramos menos y ya no quedaban muchos. Teníamos mucha hambre, ya que Bruna no encontró la bacteria (pero murió en el intento). Andrea P. tuvo una idea: Comer cocos. Fuimos a buscar cocos por ahí y encontramos algunos. Como no podíamos partirlos, Andrea P. empezó a rayarlos con sus brackets. Rayó 3cocos y estábamos todavía con hambre. Escuchamos unos ruidos. Vi a unos aborígenes corriendo hacia nosotros. Nos escondimos detrás de los árboles, menos Andrea P. porque nadie le había avisado nada. Ella seguía pelando cocos. Los aborígenes estaban cada vez más cerca. Vinieron 2 aborígenes. Uno se llevó a Andrea y el otro a los cocos. Cuando se fueron, los seguimos. Vimos como la tribu de aborígenes Intiwalumpy la alababan. Para ellos los cocos eran sagrados. Vimos como llevaban a Andrea al altar para que raye más cocos. 5 minutos después, vimos cómo la llevaban al fuego. Ya no puedo contar más porque me tapé los ojos, pero Samantha me dijo que fue horrible, que le taparon los ojos, que la ataron de manos y piernas a 4 cangrejos también atados a sus extremidades.

Fui al campamento a buscar a Carolina con Samantha para contarle lo que pasó. No la encontré en su carpa. Tampoco estaba afuera en la fogata. Sentí que alguien me jalaba la pierna. Era Carolina que estaba siendo arrastrada por la tribu Trubit. Sami y yo la seguimos y observamos detrás de un árbol. Vi que los de la tribu la ponían en un trono y la convertían en su reina. Le dieron un vestido precioso. Parecía mágico o algo así, porque era como un vestido hecho de algo líquido. El vestido nos encantó. Carolina nos miró y nos señaló su vestido. Nosotras queríamos el vestido y ella lo sabía. Los de la tribu prendieron una antorcha y alumbraban a Carolina. Carolina nos miraba sacándonos pica. No nos picamos porque un instante después, vimos cómo Carolina desparecía entre el fuego y el humo. Escuchamos cómo gritaba y ni Samantha ni yo queríamos ayudarla. Nos molestó que nos sacara pica por el vestido hecho de gasolina. La tribu Trubit quemaba a su reina cada día y después las lanzaba en cohetes de colores. Samantha y yo nos fuimos al campamento después de ver los fuegos artificiales.

En el campamento estaban escuchando radio. Vanesa estaba cantando y bailando “My hips don’t lie”. No pudo terminar de bailar porque escuchamos ruidos que parecían una procesión. Vimos cómo unos Zulúes se la llevaban y fuimos a perseguirlos. Sandra nos dijo que ella había estado aquí antes y que a éstas horas las tribus y procesiones salían a la selva. Encontramos el campo de concentración de los Zulúes. Un Zulú dijo: “Ha ha ha ha, Uñe, Ubilli, Cutatuuuuuu!!!!” y agarró a Vanesa por la cabeza y le dijo: “Ugga, Itama urgat tubalak ahopértico” y como Vanesa no entendía que ellos le decían que siga bailando el baile sagrado, la comenzó a despellejar. Yo no vi eso. Nadie quiso ver, pero Sandra nos contó que ésas tribus le sacaban las caderas a la gente.

Ya nos íbamos al campamento para descansar, pero Jesús tenía muchas ganas de ir al baño. Fuimos todos al lago y él se fue al “baño” detrás de una roca. Mientras lo estábamos esperando, escuchamos unas voces de mujeres. Fuimos hacia donde estaba Jesús y vimos como unas sirenas se lo llevaban. Lo arrastraban por la arena y Jesús se dejaba llevar. Nosotros lo llamamos, pero no venía. Parecía que se quería quedar con las sirenas. Jesús se metió al mar con las sirenas y nunca lo volvimos a ver. Pudimos escuchar reggaeton. No sé si era mi imaginación o venía del agua, además habían muchas olas en el mar.
Regresamos al campamento. Ya teníamos que ir a dormir. Estábamos muy cansados por todo lo que había pasado en el día. Fuimos al campamento y alistamos los colchones para dormir en el piso, porque un oso (según los que nos contó Punchi) se había llevado las carpas. Alistamos los colchones.
Natalia, como no prestó atención a lo que dijo Ana María, no sabía que tendríamos que dormir en colchones. Ella dijo que no pensaba dormir en un colchón y menos en el piso, así que se fue a buscar un hotel. Como yo era la que tenía el mapa, me fui con ella para que no se muera. Estuvimos caminando un rato y de pronto, ella gritó horriblemente. Casi me rompe los tímpanos. La chica fue corriendo hacia un árbol y comenzó a abrazarlo. Le daba besos, le hablaba. Yo estaba preocupada, ¿Qué le pasaba a Natalia? Escuché lo que le decía y me di cuenta de que Natalia estaba teniendo una ilusión óptica de Drake Bell. Yo le intenté decir que ése no era Drake, sino un árbol, pero ella no me hacía caso y seguía hablando sola. En una de ésas, Natalia se chocó contra el árbol y cayó desmayada. Yo la pateé hasta el campamento porque ya estaba muy cansada. Cuando llegamos al campamento todavía estaban algunas personas despiertas. Les conté lo que pasó con Natalia y justo se despertó. Al despertarse comenzó a hacer ruidos extraños. Primero comenzó a hablar y a caminar como pato, después como oveja. Luego agarró tierra y se la empezó a comer. Le gritábamos que nos escuche, pero no reaccionaba. Después Natalia comenzó a hablar y después se fue a hablar con los árboles sobre su vida. Como estaba tan autista la tuvimos que sacrificar. ¿Recuerdan la planta carnívora que se tragó a Alejandra M? Bueno, usamos a la misma planta para que se coma a Natalia.

Fuimos a dormirnos después de eso. Pusimos las almohadas y nos dormimos al lado de la fogata. Estaba soñando con lo que podría pasar mañana, hasta que me desperté. Sentí un aire helado. Abrí los ojos y no sé si vi un fantasma o algo así. Era un señor con barba. Tenía algo raro en la cara. No tenía orejas y era feo. No me levanté, pues no quería que me viera. Abrí un poco más los ojos y vi cómo el viejo se llevaba a Ana María. Ella estaba demasiado dormida para darse cuenta de que un viejo extraño sin orejas se la llevaba a algún lugar desconocido de Zimbabwe. Me levanté un poco para poder ver mejor. Vi al viejo con un cuchillo que estaba cortando la oreja de Ana María. El pata sacó un cuadro y pegó a oreja con UHU. Recién entendí que el viejo que estaba raptando a Ana María era Van Ghoh. Seguro que se llevó a Ana María y le cortó la oreja para terminar su cuadro. Van Ghoh metió a Ana María en una mochila y se la llevó. Yo no hice nada. ¿Qué podía hacer? Si iba a rescatarla (aunque no creo que pudiera) capaz me hubieran matado a mí y yo no quería morir.

Me desperté en la mañana y vi a todos sanos y salvos (menos a Ana María, claro). Punchi estaba durmiendo en el piso porque su colchón había caído accidentalmente en la fogata y se había quemado. Tomamos desayuno y Sandra nos dijo que tendríamos que ir a la montaña Kikihuacampi a pasear y a ver las hierbas que habían ahí. Fuimos a la montaña y empezamos a subir. La montaña era extremadamente alta. Era tan alta y fría que a Samantha se le estaba congelando el pelo. Todos estábamos cansados, pero la que sufrió fue Sami, que por el frío se le estaban desprendiendo los dedos. Intentó pedir ayuda, pero antes de que pueda hablar, se le cayó la lengua. Marisol estaba subiendo y desgraciadamente le cayó la lengua a ella. Cuando se dio cuenta de que era de Samantha y que Sami estaba en peligro, ya era demasiado tarde. Samantha ya había sido partida en pedazos que ahora se caían por la montaña. Sandra fue la única que llegó a la cima.

Bajamos y Sandra se encontró con algunos amigos: Pocahontas, Hariss Pachamanca y Mamachanga. Los amigos de Sandra eran un poco raros, eran de una tribu llamada “Osama Bin Laden” porque hablaban en idiomas raros y complicados. Sandra se despidió de nosotros y se fue a vivir con sus amigos.

La tribu de Sandra le dijo algo a Sandra. Pocahontas agarró a Enrique y de un momento a otro le cortó la cabeza. Hariss Pachamanca frió la cabeza en el fuego y Sandra los ayudó. Como todos vieron que Sandra había sido “hipnotizada” por la tribu “Osama Vin Laden” todos se fugaron al campamento para no correr riesgo de morir, pero yo quería ver cómo moría Enrique para poder contarlo. Vi que Hariss Pachamanca freía la cabeza de Enrique mientras el cuerpo del chico estaba alimentando a los cactus carnívoros. Quería ver cómo quedaba el plato, pero Mamachanga me miró con cara asesina y me fui corriendo detrás d ellos que quedaban de 7C.

Marina estaba en el campamento jugando con su lap top. Cuando llegamos al campamento nos dio unas clases de Exel rápidas. Su muerte fue lenta y dolorosa. Unos gallos salvajes fueron hacia ella y la picotearon toda. Se la llevaron, pero Marina se escapó. Pobre nuestra profesora. Había regresado sin piel en la cara y brazos y también estaba calva. Algunos la reconocieron y otros pensaban que era un fantasma. Los gallos regresaron y nosotros nos corrimos, para no ver cómo moría. Los gallos la enterraron viva. Todos los del salón estábamos muy preocupados.
Bueno, ya sólo quedábamos Marisol y yo. Ah, si también estaba Punchi, sembrando un camote. Fuimos corriendo a decirle que ya nos queríamos ir de Zimbabwe, pero Punchi no quería irse. Él decía que Zimbabwe tenía mucha vegetación y muchos nutrientes y bla, bla bla. Mientras hablaba vimos como dos plantas les salían de la nariz. Las plantas lo iban enredando minuto a minuto y Punchi no se daba cuenta de que ésos serían sus últimos minutos de vida. Marisol analizó la planta y nos dimos cuenta de que era una planta venenosa. Vimos cómo Punchi gemía y hacía intentos por liberarse, pero no podía. Yo me fui porque no quería ver. Marisol me contó que la tierra se lo había tragado y que en su lugar había crecido un árbol feo.

Marisol y yo no sabíamos qué hacer. No podíamos escapar porque no había ni helicópteros ni aviones, tampoco podíamos nadar, porque habían tiburones y sirenas, tampoco podíamos escalar montañas porque se nos podían salir los dedos, ni tampoco explorar, porque nos podíamos caer por los precipicios. No podíamos vivir en cuevas porque había murciélagos. Tampoco podíamos comer porque nos podría llevar una tribu así que sólo nos quedaba llamar por celular a alguien para que nos recogiera. Como no teníamos celular, nos robamos el de Andrea Vega y el de Jesús. No había señal.

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